¡Dar no, darse!

«Toda relación es una relación de dar y recibir. El dar engendra el recibir, y el recibir engendra el dar». Con esta expresión, Deepak Chopra nos ayuda a comprender la cooperación que origina el éxito de muchas organizaciones. Ahora bien, ¿qué camino tomar cuando pese a «dar», las cosas no avanzan en la dirección o intensidad deseada? 

Ante esa encrucijada, hay personas que dan con constancia pero que se frustran al ver que los resultados no compensan el esfuerzo. Así, enfrentan dos opciones: abandonar la causa o agregar al dar el darse. Es difícil ver grandes obras sin vincularlas a alguien que se entregó por completo a ellas. Incluso, no es extraño ver casos de personas que se dieron sin medida y que ni siquiera recibieron una simple expresión de agradecimiento. No obstante, disfrutan el aplauso más valioso, el propio, en silencio. 

Si el compromiso supera el involucramiento y el darse al dar, jamás habrá tiempo para esperar reconocimientos, lamentar inconvenientes o para esperar la plenitud de condiciones o recursos. Quienes se dan por el equipo no reclaman a los que no lo hacen, pues eso les distrae de su marcha; prefieren seguir avanzando y confiar en que algunos, poco a poco, se sumarán a la tarea. Esto no significa que se eximen de padecer altibajos en su pasión por darse, pero son inteligentes y calibran sus temores, enojos y confianza en situaciones límite. 

Dar recursos y conocimientos está bien; pero darse es entregar tiempo adicional, perseverar sin descanso, concentrar energías y dejar el agotamiento «para otro día». No confundamos a los que dan por compromiso con los que se comprometen y se dan. Los segundos son inclaudicables, apasionados y hasta un poco obsesivos al perseguir su sueño o el de su equipo. 

Paradójicamente, cuando se da algo esperando el aplauso, éste se aleja; cuando el obtener la medalla está por encima de los valores o medios, ella termina en las manos de alguien más. Darse no se basa en intereses temporales, sino en principios y amor por lo que se hace. 

Las personas que se dan, son agradecidas al recibir porque saben que lo que se agradece tiende a multiplicarse. También son tan desprendidas que olvidan lo que dan para concentrarse en seguir entregándose cada vez más a la causa de su organización, al bien ajeno. 

Quienes se dan deben ser valientes: «En última instancia, el liderazgo es la fortaleza de las propias convicciones, la capacidad de soportar los golpes, y de la energía para promover una idea», decía Benazir Bhutto, líder paquistaní que murió asesinada. También deben ser tolerantes, como advierte Miguel de Unamuno: «No des a nadie lo que te pida, sino lo que entiendas que necesita; y soporta luego la ingratitud». 

¿Está usted dando o dándose a su equipo?

Tomado de la columna semanal de German Retana