Una gota en el mar del desempleo

Una gota en el mar del desempleo

Por: Lucydalia Baca C.

Una gota en el mar del desempleoEl empleo que generaría supuestamente el Canal, sería ínfimo en comparación con las necesidades de trabajo en Nicaragua durante los próximos años.

Para erradicar la pobreza la generación de empleo es condición esencial, dicen los especialistas. Basado en esa premisa, el Gobierno mantiene la promesa de que  la construcción del Gran Canal Interocéanico acabará con ese flagelo.

Falla meta inicial

En julio del 2013 el Gobierno a través de su informe Nicaragua Triunfa número 101 adelantó que según las proyecciones de creación de empleo, si se iniciaba la ejecución del proyecto canalero en el 2014 y se culminaba en 2018, el proyecto y sus diez subproyectos estimularían la creación de empleos formales. Pasando de 623,458 afiliados al INSS en 2012 a 1,927,527 de asegurados en 2018, al finalizar las obras del Gran Canal Interoceánico.
Es decir, la meta en ese momento era crear 1,304,069 empleos formales, por el efecto multiplicador del proyecto sobre la economía nacional.

“No hay capacidad”

El presidente del Cosep, José Adán Aguerri, reiteró el miércoles que en Nicaragua se carece de capacidad técnica y suficientes trabajadores para desarrollar las obras vinculadas directamente con el Canal. “Siempre hemos dicho que Nicaragua no tiene la capacidad, ni las empresas ni los trabajadores para poder desarrollar una obra de esta magnitud… y eso no ha cambiado ni va a cambiar”, dijo.

Sin embargo, las  estadísticas indican que los  puestos que generará la obra en el próximo sexenio solo cubrirán un 7.01 por ciento de la demanda de la nueva  fuerza laboral que se incorporará a la Población Económicamente Activa (PEA)  en ese período.

En los últimos días la  empresa HKND reiteró  que la obra prevista a realizarse entre el 2015 y el 2020  generará unos 50,000 empleos. La mitad, es decir 25,000, se otorgarían a nicaragüenses, la otra mitad se repartirá en partes iguales a trabajadores procedentes de China y a otro grupo de diversas nacionalidades.

El Centro Latinoamericano y Caribeño de Demografía (Celade), de la división de Población de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (Cepal), proyecta que como resultado del bono demográfico y de género, entre el 2015 y el 2020 ingresarán a la PEA unos 353,199 nicaragüenses.

SOLO ABSORBERÁ 7 % DE LA NUEVA DEMADA LABORAL

“De manera que los 25,000 trabajadores nicaragüenses que laborarían en las obras del Canal absorberían, apenas, cerca del siete por ciento del crecimiento proyectado de la población económicamente activa del país. Esto reduce significativamente el impacto esperado del gasto en bienes y servicios domésticos de la masa salarial asociada a la construcción del Canal”, sostiene el economista Adolfo Acevedo.

Por tanto, el impacto de la obra en la economía no  sería significativo.  “Primero, porque la generación de empleo sería extremadamente reducida en comparación al crecimiento de la población económicamente activa. Segundo, porque un porcentaje cada vez más importante del gasto de consumo de los hogares nicaragüenses se destina a bienes importados, en vez de a bienes y servicios domésticos”, detalla  el especialista.

A esto hay que sumarle que los suministros a los trabajadores chinos suelen ser importados directamente de China y los trabajadores extranjeros usualmente no gastan la mayor parte de su ingreso en bienes y servicios  en el  país donde efectúan el  trabajo temporal, sino que lo ahorran.

Además, el economista teme que  debido al minúsculo tamaño de la economía local, esta no podrá absorber una entrada de capital de la envergadura de la esperada sin que se genere una masiva sobrevaloración de tipo de cambio real.

Dicho fenómeno bloquearía durante un período prolongado cualquier posible proceso de cambio estructural y significaría que la sobrevivencia de muchas líneas de producción transables se vean en entredicho, junto con el empleo que generan.

Y aunque se generaría un auge temporal en el empleo, “pero no aquel directamente asociado a las obras de construcción, sino sobre todo al efecto multiplicador del componente doméstico de la inversión”, principalmente en actividades informales de comercio y servicios,  Acevedo estima que este auge será  transitorio y al concluir puede ser seguido “por una aguda depresión económica”.

SINDICALISTAS CON OPINIONES OPUESTAS

Para Acevedo, “en el mejor de los casos, ello constreñiría la capacidad de estas actividades de generar empleo” para absorber a los  nuevos integrantes  que cada año recibirá el mercado laboral.

El secretario general de la Confederación de Acción y Unidad Sindical (CAUS), Emilio Márquez Acuña, no confía en las 25,000 plazas que ofrece la concesionaria del Canal. Es más, ni siquiera cree que la obra se concretará; por el contrario, teme que si en realidad la vía acuática se construye habrá más  daños que beneficios. Y recuerda que si Panamá con cien años no ha podido erradicar la pobreza con su Canal,  Nicaragua tampoco lo logrará.

Pero entre los representantes de  los sindicatos de tendencia oficialista reina el optimismo:

Para el secretario general de la Central Sandinista de Trabajadores (CST), Roberto González,  la última palabra en cuanto a la cifra de empleos a mano de obra local aún no está dicha. Además, a pesar de la cifra en cuanto a puestos de trabajo que ofreció HKND, confía en que en el momento pico de la obra se requieran hasta 800,000 trabajadores. Incluso, estima que la obra incentivará el regreso de gran parte de la mano de obra que ha emigrado hacia otros países en busca de oportunidades laborales.

ESPERAN EMPLEO PERMANENTE

“Además, el proyecto tiene varios subproyectos (puertos, carreteras, hoteles, aeropuertos, complejos habitacionales y otros) que van a demandar fuerza de trabajo… Estamos hablando de un potencial muy importante que con la fuerza de trabajo nacional creo que difícilmente vamos a cubrir todas esas necesidades, por eso se hace necesario que vengan también colegas de la región a compartir estas responsabilidades”, asegura.

González estima  que una vez concluida la obra y todos sus subproyectos quedarán miles de plazas permanentes. “Tendremos garantizados entre 500,000 y 700,000 trabajadores operando a lo largo de la construcción del  Canal y todos los subproyectos previstos. Y por lo menos 250,000 quedarán trabajando de forma permanente”, afirma González.

El presidente de la Confederación Sindical de Trabajadores José Benito Escobar (CST-JBE), Luis Barbosa, comparte la opinión de González y añade que no hay que perder de vista que el resto de actividades económicas también seguirán generando empleo.

“Este año solo la construcción, sin incluir el Canal y Tumarín, crecerá un 20 por cierto porque se seguirá construyendo tres o cuatro hoteles, los hospitales y escuelas que se necesiten y también continuarán las obras en la refinería”, sostiene Barbosa.

Y añade que solo la hidroeléctrica Tumarín requerirá unos 7,500 empleados.

También considera oportuno recordar que “en los últimos años el Instituto Tecnológico Nacional ha certificado a unos 311,000 trabajadores”.

Barbosa estima que el país tiene la capacidad para generar los puestos de trabajo que demandará la nueva fuerza laboral que se incorporará al mercado en los próximos años, lo que “a veces subestimamos nuestras capacidades”, puntualiza.